miércoles, 9 de noviembre de 2011

Generosidad sin posesión

Hoy he pensado en explicaros mi pequeña experiencia en una ONG de Perú.
Siempre había querido visitar un país subdesarrollado y ayudar de manera voluntaria en alguna entidad, ONG…una persona de mi entorno me ofreció la posibilidad de acudir a Perú a visitar y participar en los proyectos educativos del Centro Gabriela Mistral ,entidad que disponía de 4 escuelas interrelacionadas entre ellas pero en diferentes puntos de la ciudad. Así que no me lo pensé dos veces y allí me fui en compañía de una amiga.

Nuestros primeros días en Perú consistieron en conocer el territorio, los objetivos del centro, los profesionales que trabajaban y adecuarnos al ambiente. Días más tarde nos dispusimos a conocer la primera escuela. El impacto fue tremendo, al llegar a la escuela todos los niños se lanzaran a recibirnos con alegría y saltos, para ellos la llegada de personas españolas era algo poco habitual. La profesora encargada nos enseñó la escuela, los materiales que utilizaban...y nos explicó un poco la situación común de los niños que se encontraban en ella.

La mayoría de los niños vivían en situaciones de precariedad, con familias desestructuradas y escasos recursos económicos.Muchos de los padres no tenían trabajo y les resultaba díficil pasar el día a día,por eso la escuela era un gran apoyo para muchos de ellos,ya que allí se les ofrecia a los niños alimentos y leche para poder alimentarse.

Era increíble pensar que esos niños que nos habían recibido de esa manera podían vivir entre las paredes de sus casas situaciones inimaginables.
La visión era inhóspita, mirar hacia la escuela y ver luz, color, alegría y de repente girar la cabeza hacia la ciudad y observar calles sin asfaltar, viviendas destrozadas, chabolas sin suministros.

Con el paso de los días, visitamos las tres escuelas restantes que formaban el centro. Todas las escuelas tenían los mismos recursos y seguían el mismo curriculum escolar. En todas ellas la alegría y los gritos de los niños te hacían sentir plena pero cuando mirabas a tu alrededor, cada vez era más difícil



Recuerdo la frase de una niña al verme: ¡a mi de mayor me gustaría ser como tú, española!

Resalto la labor del centro y la alegría de las personas que viviendo una situación extrema, ya que algunas de ellas solo disponían de 1 euros al día y de no disponer de valores materiales tenían una alegría sobrehumana por salir adelante y disfrutar de lo mínimo que tenían. Un esfuerzo de admirar y que nunca podré olvidar.

2 comentarios:

  1. La experiencia de la que hablas es muy emocionante. Llega hasta adentro. Como sabrás, allá en Latinoamérica, la situación es muy difícil en todos los aspectos, unos más, otros menos, pero difícil al cabo. La educación no es la excepción. Como te habrás dado cuenta, allña se valora mucho la persona del maestro o de quien enseña.
    Si esa niña quería ser como tú, española, ¿se referiría a no ser como son allí o, posiblemente, quería ser como tú y, también poder ayudar, un día a otros niños? Por cierto, soy de México.
    Una reflexión personal de Alfonso Peralta. Te invito a participar en mi blog: http://www.fluirenlaeducacion.blogspot.com

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  2. lo realmente admirable de la gente que peor está es que valoran lo poquito que tienen,y nosotros aqui ,con todo lo que tenemos y siempre queremos mas!
    que bonita experiencia ,me ha encantado .

    un saludo

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